24 de diciembre de 2014

La costurera de botiquín

Caja Seca, la casita
A 16 kilómetros del lago de Maracaibo, en Caja Seca, pueblo-gasolinera cuando la carretera se ensancha, al estilo de Patricia Pilar, en Nueva Bolivia, municipio Febres Cordero, entre el estado Zulia y el estado Mérida, a orillas del Torondoy, pasaba la gente del trópico sus días como en Aracataca, gestando la magia del mañana, sin saber que estaban en dictadura porque hasta tan lejos no llegaba.
La mecánica de Carlos, el kiosco de Valentín, el carnicero; la pensión donde la señora Anita y la Mary tendían las camas sin necesidad de cambiar sábanas eran parte del encanto fantasmal. El pueblo (¿era un pueblo?) tenía tres botiquines que se llamaban San Antonio, Gota de Leche, y del tercero no me acuerdo. Los botiquines eran de esos sitios donde se vende cariño, por momentos; donde se olvida todo, donde se recuerda poco.

Junto a la gasolinera, vulcanizadora de por medio, había una casita sin jardín, de puerta y dos ventanas, con la fachada entre azul y cardenillo que hoy, muertos casi todos, aún conserva. A determinadas horas recibía la sombra de un guayabo. Allí decidió la Rosy hacerse costurera. Nunca había cosido nada, pero el hambre y el calor le obligaron a pensar en algo, pues el Guillermo ya hacía todo, de sol a sol. Alguien le habrá prestado la máquina. Rosy, costurera.
Solo que en el pueblo no había a quien coser, así es que la Rosy inició su negocio cosiendo para las putas. En ese clima riguroso los vestidos son muy sencillos: una tela cualquiera, y la gracia la ponían las chicas, todas bellas, frescas, inocentes. Recuerdo una tela verde encendido, creo que con lunares blancos, que adornó a una de las clientes, y lo recuerdo porque con el trozo que sobraba la Rosy le hizo un pantaloncito corto a su tercer hijo. Otras chicas dejaban los saldos para los otros tres. Ellas, ángeles de luz, se acostumbraron a comprar siempre un poquito más. A lo mejor los hijos de la Rosy servían de propaganda. La Rosy siguió cosiendo, tejiendo, bordando, pintando. Yo soy su tercer hijo.   
 

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