En quinto curso del Colegio San Gabriel,
amparados por el espíritu de liderazgo jesuita, alumnos de ilustres maestros
que luego serían ministros de estado, presidentes de la república, altos
dirigentes gremiales, científicos, jueces. Sí, desde esas aulas se formaba el
futuro; un futuro que en mucho continúa en el mismo lugar.
Un jesuita de los que todavía no daban misa era el moderador, la autoridad, pero no intervenía. Es parte del entrenamiento. Vino el conteo. Gané por la totalidad de los votos, por unanimidad. Nunca me habría imaginado; pero ¿saben qué? El Huguicho, Hugo Hurtado, gran futbolista y amigo, me regresó a ver inmediatamente con una sonrisa de picardía y descubrimiento, señalándome con el índice:
−¡Votaste por vos mismo!
Y así nació un presidente de curso que no
tuvo la decencia de votar por su adversario, mal visto, criticado. Pero
presidente al fin.
Si uno no cree en uno mismo...
ResponderEliminar